Koan
dentro de un frasco
sobre la tierra.
¿Cómo hacer para que la semilla del Árbol de la Vida germine; y así elevarnos al Cielo?
12 baktun 13 ajau
se está purgando;
algunos se comen el vómito,
otros lo venden...
En un nivel más profundo
están retornando nuestros antepasados,
están retornando los hombres sabios.
A la tierra-hombre
el volcán de tu corazón
brotando de su centro
ígneos éteres eternos
luz solar
materializada.
Luciérnaga
como una luciérnaga
brillando, vibrando, bailando.
Descender, ascender,
expandirse
a través del amor
ese que brilla
en los ojos de un gatito
y que late en la risa
de tus hermanos-amigos.
Ese amor que chilla
en cada una de las células,
y que te acerca al Infinito
con estas letras...
Ramas-Raíces
Tenemos que curar
las raíces que nos unen
a la Tierra
y las ramas que nos unen
al Cielo.
Hijos del Sol
como la polilla
que sin dudarlo se arroja
hacia la luz
y se vuelve humo en el fuego divino
paso previo a la inmaterialidad.
Segunda venida
pero esta vez
con tu cara,
y la mía,
y la de ese perrito, y la de ese árbol, esa piedra,
esa galaxia, ese Universo,
ese Infinito...
Identikit
"Sus ojos son como supernovas,
de su boca emana el rugido
del universo entero,
y por su nariz respira galaxias
al igual que un agujero negro."
Me pidieron pronunciar su nombre
y les dí mi respuesta:
"Está escrito en el silencio,
y lo pronuncia incansablemente
el latido de sus corazones".
Lejos de escuchar
y comprender
solo supieron juzgarme...
Habitantes del Universo
tirando arcoiris por los ojos
Cantando canciones sin sonido,
hablándote sin idioma.
"Hermano cósmico
amigo milenario,
démosnos un abrazo galáctico
desde el centro del universo"
¡Bailemos juntos, festejemos!
¡Todos estamos en casa
de vuelta...!
Minotauro
recorre el laberinto de tu mente
y encuentra el centro
el punto que te libera
la chispa que late en tu corazón
y que te une al Infinito.
Transmutarás en ave
de dos cabezas
una azul, la otra roja
y con tus alas ascenderás hacia el sol
y te disolverás en el Ser originario.
Iglesia
Música celestial
resuena afuera-adentro
brota
y baja como río
desde la punta del misterio.
II
Acostado
con la cabeza levantada
veo el cuerpo
cuerpo que se hace luz
o luz que se hace cuerpo
y se levanta ante los ojos
un reflejo,
una catedral
luminosa
la iglesia que todos,
cada uno,
debemos levantar
para encontrarnos.
Resplandor
en el que no podés pensar
absolutamente en nada.
En el que solo acontece la vida
gozosa de sí misma.
Esos momentos
en los que los más mínimos detalles
reflejan la totalidad del sentido
y en los que Todo
esta en armonía con sus partes,
se miran mutuamente a los ojos
como espejos.
Esos segundos que se unen
en cópula sagrada
con la eternidad,
y en los que el más mínimo sonido
equivale a la más grandiosa
de las sinfonías.
Ese parpadeo
en el que todo acontece,
en el que la vida
se besa con la muerte.
Aquél
en el que el cielo
reposa sobre la tierra
y la tierra
flota sobre el cielo.
Ese suspiro
que libera sin saberlo
miles de palabras
en forma de canto
consagrando la unión saludable
entre el alma y el cuerpo.
Aquél resplandor
que alumbra el rostro
de tus hermanos
devolviéndote
tu propia imagen
invisible.
Colibrí sobre un cable
por la calle menos transitada,
distingo el canto de un colibrí
lo veo parado sobre un cable
de teléfono.
Algunas personas pasan caminando
la mayoría de ellas
jamás vieron un colibrí
algunas nunca vieron uno quieto.
Caminan automáticamente.
Piensan en cosas que no pasaron
y en cosas que ya fueron,
escuchan e imaginan
sus pensamientos.
Lo sé, por experiencia propia.
El colibrí sigue exclamando la gracia de la vida
ante los indiferentes,
mi perro lo contempla.
Atención
estás respirando.
Se escucha
el canto de los pájaros,
las persianas movidas
por el viento.
Prestá atención.
No estas acá
estás habitando la ilusión
del deseo.
Te perdiste hace rato
en el movimiento
de los pensamientos.
Escuchá...
pasa el tren a lo lejos,
ladran algunos perros
y al mismo tiempo
el vecino abre la puerta
que da a su patio.
Mirá...
los últimos rayos del Sol
entran por una de las ventanas
alumbrando tu cuarto
de anaranjado
mientras tu perro
se recuesta suavemente
sobre tus pies descalzos.
Olé el aroma del jazmín
que se desliza dulcemente
desde el patio
brotado de verde
armonizando perfecto
con las risas de los adolescentes
que ya salieron del colegio.
La vida es un regalo
y es siempre
en el presente,
simplemente
hay que estar atento.
Requiem
retumban en el silencio
y se fusionan.
Es una noche muy oscura
donde las ideas
surgen como luces,
asemejándose
a estrellas fugaces.
Los límites se esfuman
en la penumbra,
doy pasos fijos
en el aire
y sin dirección me empuja
una mano invisible
que jamás confunde el rumbo.
Me entrego a ella
como quién se encomienda
a la cama
para partir hacia el sueño,
pero aquí no hay sueño
ni vigilia,
se desvanece el tiempo
y abunda la paz;
sin embargo
no cesa el movimiento.
La luz escapa de cada rincón
y llena blanca la sala;
esa luz es el Amor
que nos libera
de todas las vestimentas
y cubre el alma
con alma,
y llena el vacío
con vacío
y fecunda la vida
con vida
y canta la melodía infinita.
Soy el templo que acoge Tu canto
y Soy el canto que acoge Tu templo
y Soy en tanto Tú eres
y Tú eres en tanto yo Soy
y por eso
canto incansablemente
en Tu templo.
Resurrecciones en la eternidad
Disolución
Arde frenética la savia eterna
derrumbe de muros en la luz celeste
del alba inmadura,
mordedura de átomos danzantes
del cosmos parido por el insomnio
de la armonía.
Canto clemente de las ruinas
acariciadas por la suave tempestad
de la mañana.
Inunda la gracia el féretro templo
de la música acompañada del suspiro
de lo no escuchado.
Sin buscar encuentro lo no pensado
el silencio que grita a la nada
aquello impensable;
elevando al cielo profundo lo intangible
parto en viaje.
Clamor tremendo del infinito
habitado y habitante
pasión sin nombre
sucumbe mi pecho.
Noche
Salgo a caminar
con la noche en mis hombros,
las estrellas tiritando
acarician las retinas de mis ojos.
El refrescante aliento marino me eleva
como a una hoja hacia la cima
del árbol de la vida.
Campo
Acaricia los pastizales la mano del viento
mostrando colores y sombras al ojo atento;
choca en el alma la bruma intensa del crepúsculo,
canto de pájaros en el centro de mi conciencia.
Más allá de la nada siento una presencia,
el techo se desploma
partiendo en millones de pedazos
el vacío.
Olor a tierra se eleva del suelo
y baja del cielo la frescura.
Eterno Presente
Sin buscar nada me disuelvo
en el abismo del cual brota la belleza,
fiel reflejo del silencio.
Y de mi ser surge el canto
que me entierra en el Presente.
En el espejo fluye un río, y en el cielo
mil alondras se acarician en pleno vuelo.
¡¿Cómo morir si estoy muriendo?!
¡¿Cómo vivir si estoy viviendo?!
¡¿Cómo nacer, si estoy a cada instante
renaciendo?!