Requiem

Ladridos a lo lejos
retumban en el silencio
y se fusionan.

Es una noche muy oscura
donde las ideas
surgen como luces,
asemejándose
a estrellas fugaces.

Los límites se esfuman
en la penumbra,
doy pasos fijos
en el aire
y sin dirección me empuja
una mano invisible
que jamás confunde el rumbo.

Me entrego a ella
como quién se encomienda
a la cama
para partir hacia el sueño,
pero aquí no hay sueño
ni vigilia,
se desvanece el tiempo
y abunda la paz;
sin embargo
no cesa el movimiento.

La luz escapa de cada rincón
y llena blanca la sala;
esa luz es el Amor
que nos libera
de todas las vestimentas
y cubre el alma
con alma,
y llena el vacío
con vacío
y fecunda la vida
con vida
y canta la melodía infinita.

Soy el templo que acoge Tu canto
y Soy el canto que acoge Tu templo
y Soy en tanto Tú eres
y Tú eres en tanto yo Soy
y por eso
canto incansablemente
en Tu templo.